Estamos a las puertas del 5to ciclo de competencias de la selección masculina mayor de fútbol en los últimos 6 años, cada uno de los cuales ha sido dirigido por un entrenador diferente. Lo que para algunos podría parecer la evolución normal de una selección, para otros no es más que un borrón y cuentas nueva progresivo que ha ido empeorando las cosas. Analizamos al detalle los últimos tres ciclos con sus respectivos entrenadores con minutos, y titularidades, los que fueron y vinieron, los que se no marcharon, y los que nunca jamás volvieron, para poder entender que tantos cambios hubo, y sus efectos.
Roberto
Díaz
El principal
veterano que no volvió a ser convocado fue Kerbi Rodríguez (Rodríguez
tuvo más de 2500 minutos y más de 30 partidos con la selección entre 2006 y
2015). El portero Wellington Agramonte tuvo un bajón en la LDF
que lo sacó de competencia. Edward Acevedo corrió la misma suerte, ya
que tenía que competir fuertemente contra otros por una posición al mismo
tiempo que las lesiones lo iban mermando. Geremy Lombardi quién era el Euro-Dominicano
estrella en 2015 también quedó en el olvido. Hubo otras salidas como la
retirada de Heinz Veloz a principio del ciclo que lo obligó a
experimentar en la zona defensiva. Esto desencadenó la vuelta de Cayetano
Bonnin, y César García quienes no estuvieron en la primera mitad de
la etapa de Díaz, lo que redujo sus minutos en cancha notablemente en
comparación a etapas anteriores. Muchos jóvenes
que debutaron en 2015 y que sumaron minutos ese año (Jeremy Tilley, Alfonso
Marte, Eduard Núñez, Luis López, Luiyi Lugo, y Yossimar
Mojica), tampoco formaron parte del ciclo de Díaz.
Durante su
etapa Díaz se fue por lo seguro y priorizó la mayoría de los minutos en
cancha para sus jugadores veteranos en la mayoría de sus partidos; Peralta (511),
Faña (696), Flores (583), Edipo (581), Hansley
(540), Lloyd (630), Darly (422), Díaz (430). Solo Modesta,
Salcedo, López y Jiménez acumularon minutos de manera
significativa y tenían menos de 23 años. El equipo dominicano logró tener una
buena eliminatoria para la Copa del Caribe logrando remontar resultados adversos
y ganar partidos apretados, pero en la ronda final Trinidad y Tobago y Martinica
le doblegaron. Antes de estos dos partidos, temas familiares alejaron a Díaz
de la selección, y hubo problemas entre los encargados federativos y los
jugadores que desestabilizaron notablemente al equipo. Esto dejó claro que no
había forma de llevar este barco a buen puerto en una tormenta eterna como la
que existía en la época del innombrable.
Orlando
Capellino
Por otro lado,
el borrón y cuenta nueva de Capellino fue tan grande como aquel
macrociclo de trabajo en Boca Chica. El primer gran marginado fue Jonathan
Faña, goleador histórico de la selección que había sido titular en todos
los partidos con Roberto Díaz (694 minutos), el mocano nunca volvió a
ser llamado a la selección. En la zona defensiva Hansley Martínez fue
descartado totalmente, y César García apenas jugó 14 minutos en los dos
partidos contra Nicaragua, y nunca volvió a ser convocado. Domingo
Peralta no fue tomado en cuenta para ninguno de los 4 amistosos iniciales, pero
salió de la banca por 45 minutos para salvar los trastes contra Bonaire anotando
3 goles. Lamentablemente el maeño se lesionó luego de ese partido. Rafael
Flores quién había sido titular en 7 de 8 partidos con Roberto Díaz,
vio su tiempo de juego disminuido drásticamente y solo jugó 31 minutos de 360
posibles en partidos competitivos. Bryan Jiménez fue borrado del mapa
completamente luego de acumular 272 minutos de juego en la etapa anterior.
Con la entrada de Capellino salieron varios elementos de la vieja guardia que venían sumando minutos desde la época de Clemente Hernández, algunos por retiro propio y otros por retiro inducido. Esto contribuyó a la redistribución del orden jerárquico dentro de la selección y creó un fricción local/extranjero en el camerino que no ayudó mucho a la causa. Algo que aún queda como vestigio de esa época es la apuesta por la integración de material extranjero inédito directamente a la selección. Los resultados de las políticas del uruguayo fueron promisorios al inicio pero cuando los quisqueyanos se enfrentaron a selecciones que le exigieron un mínimo quedaron a deber. El tristemente célebre “Bermudazo” representó el epitome del ciclo de Capellino, desde la convocatoria inentendible, hasta el mediocre planteamiento del juego, pasando por una alineación que al sol de hoy es inexplicable.
David González
En 2019 llegó
el español David González, quien tuvo que dirigir tanto la selección Sub23
como la mayor. Esto tendría una gran influencia en su elección de jugadores,
pues otorgó una gran participación en la selección mayor a los jóvenes de la U23.
De hecho 4 de los 8 jugadores que estuvieron en cancha más de 500 minutos
durante su mandato tenían menos de 23 años; Dorny Romero (543), Gerard
Lavergne (612), Ronaldo Vásquez (612), y Jairo Bueno (630). Incluso
para algunos sub23 que no alcanzaron esas cantidades como Juan Ángeles
(115), y Rudolf González (196), los minutos aumentaron
significativamente con respecto al ciclo anterior. Entre otros jugadores que se consolidaron podemos
mencionar a Fran Núñez con 257 minutos de 360 posibles, y Luis Díaz
que fue titular a tiempo completo en 5 de los 6 partidos competitivos del
ciclo.
González descartó a la pareja de centrales del anterior entrenador que era
De Luca-Bonnin para colocar a Jairo Bueno y recuperar a César
García. También se olvidó completamente de Richard Dabas (ni
siquiera lo llamó a algún microciclo), y de Domingo Peralta. Por otro lado,
los minutos de los mediocampistas Wilman Modesta y Rafael Flores
disminuyeron notablemente (ambos fueron banca en los últimos cuatro partidos de
la Liga de Naciones). Carlos Heredia quién se perfilaba el año anterior como
la nueva esperanza de la selección solo jugaría 64 minutos en las dos ocasiones
que fue convocado. Emmy Peña de muy buena actuación en el ciclo
anterior, siendo titular los 90 minutos en todos los partidos competitivos con Capellino
(543 totales bajo su mando), solo jugó 107 minutos con una sola titularidad
en 4 convocatorias de González.
Los cambios de González fueron una apuesta continua por talento más joven en detrimento de los más experimentados o veteranos. De hecho, la disminución de tiempo de juego de Modesta, Flores, y Dabas cambió radicalmente la configuración del mediocampo de la selección, y por ende su forma de generar juego. El resultado de este y otros experimentos en la línea central fue fatídico, la selección se veía totalmente perdida en la cancha con falta de ideas, intensidad e identidad, mientras los goles apenas llegaban. Los dominicanos tuvieron una de las peores eficiencias ofensivas de toda la Liga de Naciones (Grupo B), apenas 5 goles con 84 disparos realizados y no pudiendo anotar en los últimos tres partidos de la competencia.
Conclusión
Definitivamente hubo cambios generacionales bastante drásticos en nuestra selección mayor, y algunos relevos se hicieron de forma muy forzosa. Estos cambios en buena parte pasaron por la inestabilidad en el banquillo, y las pocas luces de nuestros pasados directivos federativos. Pues aunque cada entrenador ha llegado con una idea distinta, sin contar que a veces se les impusieron directrices desde la federación. La salida de jugadores experimentados fue dejando a la selección paulatinamente sin referentes ni líderes, algo que estamos viendo y sufriendo hoy en día. ¿Quién arenga al grupo cuando caen debajo en el marcador o están en un mal momento dentro de la cancha?
Al parecer Jacques
Passy tendrá en una tesitura similar a la de su antecesor de buscar una
selección más joven. Pero aún nada está definido, pues tiene dos listados diferentes
para los dos torneos de marzo (Preolímpico y Clasificatorio al Mundial), y
algunos problemas de logística por causa de la pandemia pueden hacer que el
listado de la mayor cambie. Cuando se cierre el ciclo de la Sub23 conoceremos
cuáles de los mismos pasarán a su lista de seleccionables para la mayor, aunque
ya en enero vimos un adelanto de lo que vendrá. Pero más que ver caras nuevas
portando la casaca tricolor, se quiere ver un buen juego de parte de los
quisqueyanos en la cancha, pues las actuaciones mediocres se han vuelto una
mala costumbre. El mexicano tiene 4 partidos para más allá de los resultados,
darnos razones para creer en su ciclo. ¿Podrá Passy pasar su cambio y por lo
menos pisar el cloche, para que el carro no siga sufriendo?
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