En términos generales son buenos tiempos para
el fútbol femenino global, la Copa Mundial Femenina de este año tuvo un
alcance inigualable, los equipos y sus protagonistas están tomando una
relevancia mediática nunca antes vista, y en decenas de países ya es una
realidad su consolidación (partidos con asistencia récord en Europa y
Estados Unidos, el surgimiento de nuevas ligas profesionales en el resto de
América, y con Jamaica por primera vez un equipo de caribeñas participó en un
Mundial). Ese impulso ha llegado hasta nuestras playas, donde la
representación tricolor salió hace unos días a obtener un pase al Preolímpico
de Concacaf y aunque la hazaña no se logró como en el 2011, se ha podido
notar un equipo con talento, sacrificio y disciplina, del cual debemos estar
orgullosos.
El equipo nacional femenino de la República
Dominicana ha terminado su paso de camino a la clasificación con dos
victorias y dos empates para un total de 8 puntos de 12 puntos posibles,
puntaje agridulce ya que pudimos haber conseguido el objetivo de clasificar de
haber encajado el penal ante Saint Kitts & Nevis en la primera
jornada.
Durante las dos victorias logradas, la primera
contra Aruba y la siguiente contra Antigua & Barbuda, el
marcador se abrió en el segundo tiempo, a pesar de la constante posesión del
balón y acercamiento al arco rival de parte de nuestras chicas, dejándonos
impresiones positivas y particulares de las mismas. En el
último partido, que arrojó un empate sin goles contra Trinidad & Tobago,
hemos visto un verdadero equipo, el cual buscaba irse construyendo desde la
concepción de lo colectivo, apoyado o sustentado en el talento individual, pero
que logra el mayor provecho y rendimiento de sus atletas por sus propias
condiciones.
La valla se ha mantenido en cero en todos los
partidos, alto mérito de nuestra portera Torres, además de una línea
defensiva donde han sido constantes y firmes Ureña, Marte y Vargas.
También debemos destacar la transición y dinámica del mediocampo
que ha pasado por varias jugadoras, mención especial para Peralta, con
múltiples cualidades a su favor, desde su visión hasta su entendimiento
del juego y saber leer el partido. De tres cuartos de cancha en adelante la
intensidad y revolución estuvo en los pies de Balbuena, una jugadora sin
límites a la hora de encarar y sus habilidades se destacan con picardía; de
aquí en más toca proyectar su versatilidad (ya que está claro que puede rendir
en varios puestos del frente de ataque), talento (la obligará a estar más
expuesta) e inteligencia entorno al juego.
A su vez hemos podido percibir que evidentemente
carecen de viveza y despliegue dentro de la cancha, pero estos factores se
consiguen con la experiencia y el rodaje, para ello el seguimiento y
continuidad al grupo es muy importante, además de sumar competencias y torneos
2-3 veces al año hasta que se pueda instalar una liga sostenible para su
desarrollo y crecimiento. Este proceso no debe ser
interrumpido, en manos de quienes quede la Federación Dominicana de Fútbol
en un futuro, deben de estar atentos a sus carreras y consentirlas
profesionalmente, es decir, las jugadoras que no compiten, que no crecen, se
estancan y sería un grave error no respaldar este grupo en todos los ámbitos
necesarios.
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