Foto de árbitros dominicanos en encuentro correspondiente a la LDF.
El arbitraje en este
país no escapó a las dos décadas de oscurantismo que envolvieron a todo lo
relacionado con el fútbol en República
Dominicana. Nunca hubo una intención de mejorar y adecentar la
profesión. Si bien cuando llegó la era
del fútbol profesional el arbitraje se consideró bueno en el primer año, con el
paso de las temporadas el nivel entró en una espiral descendente que tocó fondo
en el 2018. Ese año fue muy difícil para el arbitraje dominicano, la calidad
cayó de forma escandalosa, algunos se fueron del país, hubo un atraso
importante en el pago a los árbitros, y hasta un complicado caso de intento de
sobornos en el partido Atlético San
Francisco-Delfines del Este.
Pero con la deposición
de Osiris y la llegada de la Comisión Normalizadora, se abrió un
nuevo capítulo de esperanza para los colegiados. Se empezó a dar forma al
colegio de árbitros liderado por el mocano José
Martínez, quien tenía ya un tiempo siendo la cabeza visible de ese
organismo. Él presentó ante Comisión
Normalizadora un plan de trabajo para 2019
muy interesante, donde detalló la hoja de ruta necesaria para mejorar en todas
las líneas.
Pero Martínez fue sacado del Colegio de Árbitros de Fedofutbol de forma sorpresiva e
inexplicable. La salida del mocano fue vista por muchos como un desacierto,
debido a que alguién con su curriculum era necesario para esta nueva era.
También algunos sectores del fútbol fuera de la zona metropolitana,
interpretaron esta medida como otra muestra de que estaban siendo marginados de
los puestos de poder en la nueva estructura del fútbol dominicano.
En lugar de Martínez fue nombrado José Luis Jarquín. Jarquín es un árbitro de fútbol y de futsal muy conocido en la zona
metropolitana desde hace años. Era el director de los árbitros de la Liga Metropolitana de Fútbol 5, la cual
en su momento manejaba mucho mejor a su cuerpo arbitral que a la LDF (cursos previos, evaluaciones entre
otras cosas). En bajo perfil desde que fue nombrado, se desconoce su plan de
acción para este año, tiene la presión de que llega a sustituir a una persona
muy preparada, pero también el voto de confianza de una buena parte de los
dirigentes del fútbol dominicano que lo conocen de cerca.
Más allá del debate
generado por la llegada de Jarquín,
se deben tomar medidas urgentes para frenar los problemas que ya se acarrean
desde el año pasado. La revisión de los partidos de la jornada con todos los
árbitros, para que allí vean los errores y puntos a mejorar, debe ser
obligatoria. Se necesitan reforzar los conceptos teóricos con verdaderos cursos
ya que según la última evaluación que hizo Martínez
(quien aún sigue dando cursos), la nota promedio cayó en alrededor de un 50% en
comparación con 2017. Y algo no menos importante es mejorar el estado físico de
los colegiados, que en algunos casos dista mucho del deseado para su oficio, y
en ocasiones tiende a comprometer su desempeño.
Si estas medidas no
son implementadas los planes en un futuro cercano del fútbol dominicano podrían
verse comprometidos. Si en los próximos años se quiere tener una 2da División sólida que corra en
paralelo con la 1era División, es
obligatorio mejorar la cantidad de colegiados con calidad. Por otro lado a
partir del 1ero de junio habrá cambios
importantes en las reglas de fútbol, y será necesario transmitir de la mejor
forma ese conocimiento al mismo tiempo de que se refuerza las reglas que
permanecerán intactas.
Entrega de gafetes FIFA a árbitros de la LDF por parte de la Comisión Normalizadora.
La Comisión Normalizadora no debe dejar al Colegio de Árbitros solo, y debe asegurarse de que tengan todo el apoyo económico y logístico necesario para mejorar. Por su parte la Liga Dominicana de Fútbol debe tomar un rol más protagónico en la discusión, ya que es la competencia más afectada por los errores arbitrales. Los colegiados son una de las tres patas del juego de fútbol (junto a los entrenadores y los jugadores), y la única que ahora mismo depende totalmente de la Federación para salir adelante. Es necesario trabajar duro con estos jueces ahora, para luego no llorar por las sentencias que dicten en el futuro.
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