Era el mejor de
los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de los logros internacionales,
y también de los desórdenes locales; la época de la profesionalidad y de la
irresponsabilidad; la era de la abundancia de recursos y de una increíble
miseria; la primavera de la esperanza y el invierno del desasosiego. Parecía
que se avanzaba, pero solo era un espejismo, se respiraba un aire diferente,
pero éramos asfixiados por los de siempre.
En un período de
1 mes tres equipos dominicanos jugaron en competencias internacionales. Los
combinados de Cibao FC, Atlántico FC, y el Club Atlético Pantoja dieron la cara por la LDF en diversos torneos organizados por la Concacaf, demostrando que los equipos dominicanos están a la altura
de la región a pesar de que son nuevos en la misma. Por otra parte el
desasosiego se apoderó del Club 6 de
Febrero, que se ganó en la cancha del derecho de ascender a la LDF, y no fue considerado para la
expansión de la LDF. Los directivos
de Jarabacoa FC fueron avisados un
día antes de que tampoco serían parte de la expansión, a pesar de mostrar todos
los requisitos. Se está jugando con el sudor y el esfuerzo económico de clubes,
y eso podría traer consecuencias funestas para el balompié dominicano.

Es cierto que la
liga tuvo un auge los primeros dos años con un ímpetu increíble. Recordemos la
gran asistencia en la final Barcelona
Atlético vs Cibao FC en el 2016,
y de cómo una foto de la asistencia sirvió de respuesta a los frase de los “Tres Gatos” que dijo Dionisio Soldevila para referirse a los
seguidores del fútbol dominicano. Pero en el tercer año la LDF sufrió un desplome en términos de promoción y asistencia. La
promoción y difusión fue casi nula, mientras que la improvisación y los
escándalos estaban a la orden del día (al menos tres equipos elevaron quejas en
la temporada para solo ser vilmente ignorados). Cosas así han ido alejando a poco
a poco a los patrocinadores, y esta decepcionando a los directivos de clubes,
lo que va comprometiendo el futuro de la competencia.
Gradas en la Final del 2016 entre Barcelona Atl. y Cibao FC
La razón de que estas
situaciones contrastantes se estén dando en nuestro país no es otra que a pesar
de que indiscutiblemente el fútbol crece, las autoridades han provocado un
anquilosamiento del mismo. Es increíble que en el momento que este deporte es
más popular en nuestro país, las autoridades no han podido capitalizarlo, pero
hay muchos de torneos al margen de ellos apoyados por el sector privado (Copa Coca Cola, Liga Metropolitana Fútbol 5, Liga
Nacional de Promesas, Copa
Intercolegial Claro entre otras). Al parecer hacer las cosas lejos del área
de influencia de los de siempre es la mejor opción.
Por lo que veo
en nuestro país hay dos balones; uno que rueda lleno de ilusión en los campos
de Espaillat, Jarabacoa, Cristo Rey, San Cristóbal y en muchas escuelas de
fútbol, mientras el otro sufre maltrecho la indiferencia de los de siempre, atravesando
porterías rotas, rodando en superficies, ese balón abandono toda esperanza al
entrar a jugar con estos jugadores que han goleado el fútbol dominicano.
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